Arlenis Sierra: Reina de Toscana y la cara del ciclismo cubano
El ciclismo cubano no atraviesa un momento de lucidez suprema, eso es una realidad. Amén de ello, inmerso en una transición generacional con pedalistas de talento y con la incombustible Lisandra Guerra como referente en la pista, no cabe duda alguna de que Arlenis Sierra se ha encargado de darnos las últimas alegrías.
Muchos tienen fresco aún su bronce en el fortísimo evento del ómnium (140 puntos) en la pista, y luego, la redención total en la ruta 2:19:49 horas, especialmente por el hecho de que en el recién finalizado Campeonato Panamericano de pista nuestra armada se fue sin preseas. Lo mejor resultó ser Guerra, quien terminó cuarta en el keirin, y en ese mismo peldaño, junto a la jovencita Thalía Díaz, en la velocidad por equipos.
De vuelta a Arlenis, aún sus bielas están humeantes, pues, luego de finalizar cuarta el año pasado en el Giro a la Toscana, le tomó el pulso al circuito, ¡y de qué manera!, para alzarse con el cetro en la presente versión, al promediar 40.321 km/h en los 252 kilómetros de circuito recorridos, un giro bien exigente que contó con la presencia de 25 clubes, incluido el Astaná, de Arlenis, además de las selecciones nacionales de Rusia, Sudáfrica, Ucrania e Israel.
En el caso de Arlenis, capitana del Astaná, estuvo salvaguardada por sus coequiperas Heidy Praderas, la ucraniana Olga Shekel, la colombiana Liliana Moreno y las kazajas Faina Potapova y Svetlana Pachshenko.
Por ese performance, y su estabilidad de resultados en las dos últimas campañas, la manzanillera, que cumplirá los 27 años el próximo siete de diciembre, se ha convertido en la cara indiscutible del ciclismo antillano.
De hecho, la avala el noveno escaño (1 122 puntos) del durísimo ranking mundial femenino de ruta, comandado por la fenomenal holandesa de 20 abriles Lorena Wiebes (2 247.33), en el cual la otra representante de la Mayor de las Antillas mejor posicionada es precisamente Pradera en el lejano 290-56 unidades.
Igual carga con el peso de colocar a Cuba por colectivos en la posición 15 del escalafón (1 265 rayas), feudo perteneciente por amplio margen a la armada del país de los tulipanes (8 671).
Palmarés y la sed de seguir creciendo
Venía con resaca dorada de su cierre de 2018: campeona panamericana en San Juan; reina en el Tour de Guangxi femenino (presencia de 71 pedalistas de 17 armadas y tajada de 200 unidades al escalafón); en una etapa del Tour Cycliste Féminin International de l’Ardèche (2.1); y en la contrarreloj individual de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla 2018, además de su sonrisa en la quinta edición de la Cadel Evans Great Ocean Road Race, de Australia.
Así irrumpió en este 2019, año en el que no inició como hubiese deseado. Incluso tuvo que conformarse con la cuarta plaza en el Panamericano de ruta de Pachuca, México. En lo adelante, ajustaría su ritmo de pedaleo para dominar el giro a Guatemala, comportarse a su acostumbrado nivel y cerrar tercera en la clasificación por puntos del V Tour de California, y hacerse de los mencionados vellocinos en Lima y La Toscana.
Recuerdo que, al ser interpelada luego de quedar, por segundo año consecutivo, entre la decena de deportistas más encumbrados de la Isla en 2018, sentenció:
«Los resultados alcanzados este 2018 tuvieron una importancia significativa para mí. Pensé que no superaría el año anterior. Estar entre los diez mejores, en medio de un año con tantos atletas con rendimientos de nivel, es una satisfacción para mí, y doy gracias a Dios por haberlo conseguido. No me lo esperaba, pero me alienta a luchar por un 2019 de logros superiores».
¿Madurez en tu segunda temporada con el club Astaná?
«Desde un principio, cuando llegué al Club, me han ayudado bastante las otras ciclistas. Realizamos un trabajo parejo, en varias ocasiones también he tenido que correr para otra muchacha. Eso es parte de la dinámica de equipo y lo hacemos con gusto, señal de la armonía y profesionalidad que reina entre nosotras.
«Las experiencias en las carreras han sido diferentes. Ya a estas alturas, una conoce lo que hacer en cada momento: atacar, ponerle velocidad a un sprint, administrar tus fuerzas en la montaña o fecha de elevaciones dentro de un giro o circuito…
«Son elementos que vas acumulando y constituyen tu experiencia para cada carrera futura».
En otra de nuestras conversaciones, ahondó sobre su décimo escaño en el Giro de Italia, en 2017, y sus virtudes como rutera:
«Un resultado bastante sorprendente, a pesar de que cuando corrí el por equipo el primer día, me ubiqué un poco detrás. Las carreras individuales me ayudaron a ir escalando posiciones poco a poco. No pensé terminar entre las diez mejores porque se presentaron casi 160 corredoras, y es una carrera que requiere una voluntad tremenda. De hecho, la considero la más dura de las que he incursionado. Diez etapas, cada una con sus complejidades».
¿Qué te define como rutera?
«Ni yo misma sé exactamente cuál es mi mayor fortaleza. En ocasiones, esprinteo mucho y subo normal; en otras, invierto la estrategia. Creo que en el ámbito de la ruta soy bastante pareja, con un poco de cada ingrediente, y eso me ha facilitado ascender como hasta ahora».
Esa es Arlenis Sierra. Si de algo no me cabe duda, es de que saca siempre el extra de los campeones para dar lo mejor de sí, y pedalear como si en ello le fuera la vida.
Dentro de poco tendremos otra oportunidad de verla batallar sobre bielas, cuando incursione en el Campeonato Universal de ruta previsto para Reino Unido entre los días 22 y 28 próximos. Sería su segunda experiencia en este tipo de certámenes y tendría la posibilidad de seguir acumulando puntuación para el escalafón, en aras de preservar su ubicación en puestos de privilegio y poder acceder así a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.